Sentir el sol en la cara, notar la brisa del mar, oír las olas a lo lejos, la arena de la playa en los pies… una combinación que nos hace a más de uno pensar en vacaciones, descanso y desconexión. No obstante, a esta idílica imagen veraniega le falta la guinda del pastel: un buen libro con el que las horas vuelen y nuestra imaginación también. ¿Hay algo mejor que leer sin preocuparse por nada más?
Todo lector sabe que las horas de tomar el sol, vuelta y vuelta en la toalla, se llevan mejor si es teniendo a mano lo último sacado por Elísabet Benavent (El Arte de engañar al Karma) o por el gran Stephen King (Billy Summers) entre los imprescindibles para la playa. Siguiendo desde la tumbona las aventuras de Sira, en la continuación de El Tiempo entre Costuras con la que María Dueñas nos ha cautivado durante estos meses de verano. Viajando a la misteriosa Biblioteca de la Medianoche que nos presenta Matt Haig o disfrutando de las excentricidades de la prosista Fran Lebowitz en su último bestseller (Un día cualquiera en Nueva York).
Una idílica imagen veraniega: sol, brisa marina y un buen libro con el que las horas vuelen y nuestra imaginación también
Ya sea un thriller, una distopía, una novela romántica o un poemario, la lectura veraniega hace que las vacaciones del trabajo y del ritmo de la ciudad vayan a otro nivel de desconexión. Donde el tiempo se paraliza y sólo existen el libro y el lector. Olvidarnos por un momento del móvil y disfrutar, protegidos con la crema solar por supuesto, de un día de playa sólo para nosotros.
Puede que las vacaciones, a estas alturas de agosto, ya hayan pasado muy a nuestro pesar. Pero… ¡el buen tiempo continúa! En estos fines de semana aún es posible volver a la playa y continuar la lectura justo donde la habíamos dejado. En la tranquilidad de la brisa marina y las olas del mar a lo lejos. Y aunque cada vez se acerque más el frescor del otoño, ¡también lo harán las novedades literarias de septiembre!