En rodajas, para untar o en cubos. Como merienda, en ensaladas o como parte de una receta más elaborada (en pasteles, cremas…) El queso es una delicia de cualquier forma que lo pruebes, y siempre es parte de cualquier comida que valga la pena, ya sea como aperitivo, acompañamiento o postre. Simple en elementos pero siempre delicioso, los devotos de este producto lácteo podemos encontrar más de cien variedades diferentes en España. Es, aunque no lo digamos tanto como los franceses, uno de los pilares de nuestra cocina y nuestra cultura culinaria.
Los quesos españoles son perfectos para disfrutar en cualquier momento del día y en cualquier ocasión. Son sabrosos, saludables y cuentan con una variedad de caracteres casi tan amplia como regiones hay en nuestro país. También son, con ínfimas excepciones, de excelente calidad, y traspasan fronteras. Hay quesos cuajados frescos, como el famoso queso de Burgos , quesos crema como la Torta del Casar (cuando uno empieza no puede parar), quesos azules como el Cabrales o el queso de Valdeón, quesos curados como el Manchego, o ahumados como el Palmero… Hay una larga y sabrosa lista que descubrir para el que decida adentrarse en este mundo.
Uno de los factores que explica esta diversidad de sabores es la alta producción de leche de vaca, cabra y oveja en nuestro país. Otra razón es la variedad de climas, paisajes y pastos que nos encontramos a lo largo y ancho de la península. Y es que las condiciones que influyen en el carácter de un queso no tienen nada que ver entre la humedad y el frío de la Cordillera Cantábrica y el aire ligero de las Canarias.
Cuando uno viaja por España se da cuenta de que prácticamente cada área y región tiene su propio queso distintivo. Los ejemplos (numerosos) incluyen el queso Idiazábal del País Vasco , el queso Roncal de Navarra , el queso Mahón de las Baleares , el queso de Tetilla de Galicia y el queso Majorero de las Islas Canarias . Como tapa o comida en toda regla, podemos casi saborear el carácter de cada lugar a través de este alimento milenario.
La fabricación de queso en España es una tradición que se remonta a cientos de años. Mucho ha evolucionado el sector con el tiempo. Sin embargo, a pesar de los avances técnicos e industriales, el elemento artesanal nunca se ha perdido del todo en el proceso de producción, que sigue siendo eminentemente manual.
Por supuesto, para completar la degustación del producto final, qué mejor que acompañarlo de un buen vino español. Personalmente prefiero compensar la acidez del queso con un buen blanco o un verdejo. La variedad en este caso también es muy amplia, pero no está mal comenzar con un Ribera del Duero, un Rueda o incluso un buen Albariño. Como en todo, para gustos los colores.
Te hemos advertido: cuando pruebes el queso español, seguramente querrás más. Es imposible resistirse. Para no equivocarse, eso sí, es mejor seleccionar productos y marcas con el sello de Denominación de Origen (DO), que garantiza su calidad y autenticidad. Los quesos españoles son una delicia excepcional que todos podemos permitirnos. Así que, ¿a qué esperas para darte un buen capricho?
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