No existe mayor placer que el de ver un teatro lleno; eso es lo que dicen los artistas. Y en Maison Mesa siempre lo han sido. Esta vez se atreven con algo diferente: presentar su nueva colección en un teatro.
Pero no en cualquiera, sino en el Teatro Circo Price de Madrid. Nadie tiene muy claro qué es lo que va a ver. Pero cuando se apagan las luces y se enciende la música, el telón sube y el espectáculo comienza.
El espectáculo gira en torno en el mito clásico de Las cuatro estaciones, donde la mujer es la única protagonista. Y las temporadas, primavera, verano, otoño e invierno, adquieren un lenguaje contemporáneo. La primavera es la infancia, el verano la adolescencia, el otoño la madurez y el invierno la vejez. Todo ello acompañado de una música acorde a la ocasión y varios números de danza.
En primavera, se pueden apreciar referencias a los trajes infantiles, bautismales con cuellos bebé y pololos. Destaca la pureza del blanco y tejidos ligeros como el tul, voile, popelines, mikados y muselinas de seda. Sorprende la inocencia y la ingenuidad de la protagonista. Las modelos representan el comenzar a caminar. Se apagan las luces.
Ahora es verano. Nos situamos en la costa, todo está lleno de mujeres vestidas con colores vibrantes que llaman la atención: turquesas, amarillos y rosas. En esta nueva estación, los tejidos aumentan de peso, caen y brillan con mayor fluidez. La protagonista de la historia, Mariola Fuentes, lleva un batín tussord blanco roto y azul marino, el cual desvela su mono de bañista. Verano representa la locura propia de la adolescencia, las hormonas revolucionadas y la pubertad. Se vuelven a apagar las luces.
Otoño. Hace más frío y el vestuario comienza a tomar volumen. Fénix, la protagonista, se viste delante de los espectadores, y lo hace con un traje de antelina rosa que resulta muy femenino, a pesar de que el estampado fotográfico es completamente masculino. Mariola se pasea por el escenario. El resto de modelos son las sombras de sus amantes, vestidas en versiones de smokings de ecopiel o neopreno. Priman los estampados de patas de gallo gigantes sobre pelo y lunares turquesas sobre negro.
Aunque lo que verdaderamente destaca son los smokings de siluetas diversas, oversize, ajustados, asimétricos, trampantojo, de manga corta o con gigantescos pantalones fruncidos. Impone. Las luces se apagan.
Y llega el invierno. Y todos los personajes que aparecen se convierten en seres egoístas, locos, que representar parodias de poder. En su vestuario prima los grandes volúmenes envueltos en lentejuelas y en mayas de viscosa y metal sobre colores como el plata, negro, cobre, oro, verde y rosa.
Mariola conserva la locura y la belleza. Es una mujer poderosa que viste con plumas, lúrex y tul; y que cubre su excentricidad con una capa ostentosa de pelo negro sobre una maya de lúrex. Todo ello representa la vejez, el poder, la sabiduría y, sobre todo, la excentricidad.
En definitiva, una colección emocionante, real y que ha brillado por su propio esplendor. Mesa y Pannullo lo han conseguido: han hecho de la moda un verdadero trocito de arte.