En estos tiempos es cada vez más difícil ver una actuación profunda, desgarradora y metódica. Obviamente hay actuaciones muy buenas y bien premiadas, sin embargo, la esencia del verdadero cine se está perdiendo. Belleza, efectos especiales y millones de estímulos, pero de vez en cuando se echa de menos una interpretación sincera. Sin embargo, hay veces que lo que deseamos está en frente de nuestras narices, a veces solo hay que mirar la cartelera española y ver si hay alguna película de Mario Casas, porque este actor nos ha enseñado que cada vez que se enfrenta a un papel, se mete de lleno en el personaje. Descubramos un poco mejor a este actor y a su técnica interpretativa.
Mario Casas puede presumir de un cuerpo increíble y de una guapura desbordante, pero además es un actor versátil y muy responsable con sus papeles. Ha navegado en muchos géneros y ha tenido una evolución madura e interesante. Todos conocemos su paso por las series Los Hombres de Paco y SMS. O sus papeles en filmes de comedia, drama y romance juvenil como Fuga de cerebros (2009), Mentiras y gordas (2009) o Tres metros sobre el cielo (2010). Sin embargo, su madurez artística pasó pronto a películas dramáticas serias, con papeles que le exigían catarsis personales y liberaciones del alma. Es en esos proyectos donde hemos visto a un Mario Casas entregado al cine, al arte.
Un personaje suele ser muy diferente a como es un actor, en esa diferencia de personalidad reside el éxito o el fracaso de una buena actuación. En la carrera de Mario Casas hemos notado importantes cambios tanto a nivel físico como a nivel mental. Ha aportado ejemplos muy claros de cómo se ha colado en la mente de sus personajes, hasta dominar por completo sus papeles.
Algunos ejemplos son muy claros, por ejemplo su papel en la película El fotógrafo de Mauthausen (2018). No solo aportó un cambio físico, sino que con su interpretación cambió la forma de pensar de la gente, su profundidad mostró una idea, un mensaje y un cambio. También hay que alabar su paso por La mula (2013). Filme ubicado tras la Guerra Civil y personaje muy auténtico y lleno de emociones. Gran caracterización y espléndida interpretación a pesar de su temprana edad. En Las brujas de Zugarramurdi (2013), de Álex de la Iglesia, vemos que hasta para las comedias más absurdas también hay que tener un don. Personaje cómico pero muy trabajado, no es fácil encarnar a un descerebrado. Cabe mencionar también su paso por El Bar (2017). Hasta en papeles pequeños Mario Casas deja huella, profundizando en cada frase y en cada mirada, podemos ver ejemplos de ello en Los 33 (2015) y en Hogar (2020). Sin embargo, su mejor actuación puede que sea en la película El practicante (2020). Papel muy complejo, lleno de matices y difícil por todo lo que tiene que transmitir. Desafío extremo en el que vemos a un Mario Casas atrapado en su personaje, vaciando totalmente todo lo que lleva dentro y bordando una actuación impecable.
Seguro que el actor coruñés vuelve a mostrarnos su potente puesta en escena, conquistando nuevos géneros y recorriendo extremos arcos dramáticos. Un actor entregado a la profesión, capaz de involucrarse hasta la locura con cada personaje. Seguro que Mario Casas nos seguirá sorprendiendo.
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