Si algo caracteriza a Los Telepáticos es su buen rollo. Lo tienen claro, en los conciertos solo prometen una cosa: disfrutar y hacer partícipe al público de ello. La banda está formada por tres uruguayos y un argentino; Mathías Salgado Kegel (guitarra/bajo y voz), Max Ruano (guitarra/bajo y voz), Ricci Moon (guitarra) y Lucas Piedra Cueva (batería) y llegó a Madrid hace dos años para quedarse. Ellos mismos definen su estilo como “Sheep Punk”, una mezcla indisciplinada de Rock de los 60 y 70, Punk y Psicodelia, en el que grandes artistas del pasado han influido de lleno.
El 17 de abril sacaron su primer LP, Con la fiesta a cuestas, un disco grabado en vivo que cierra un círculo que empezó con Malas decisiones, EP publicado el pasado 2019. La cuarentena retrasa su presentación, pero la banda no pierde su energía, el tercer álbum de Los Telepáticos se gesta en tiempos de confinamiento. Max Ruano nos recibe con una enorme sonrisa y nos cuenta cuál es la dinámica del grupo, el simbolismo que esconde su nuevo álbum o cómo sería su Playlist ideal de cuarentena.
En una entrevista aseguráis que vuestro nombre es porque entre vosotros os comunicáis casi telepáticamente, que surgió de una conversación silenciosa. Teniendo en cuenta que sois cuatro personas con distinto contexto, ¿dónde encontráis ese punto de unión para hacer música?
El punto de unión es que realmente somos un grupo de amigos. Nos llevamos muy bien, además de ensayar nos juntamos también para tomar una caña. Empieza así, siguiendo, porque musicalmente coincidimos mucho, aunque cada uno tenemos nuestras propias influencias. Así que, el punto de unión es la amistad.
Vuestra música recuerda un poco a ese rock latino de Los Rodriguez, Tequila.. ¿En quién os inspiráis?
Este es algo que nos dicen bastante, y tenemos la sospecha de que puede ser por el acento. Yo soy de Uruguay, somos tres uruguayos y un argentino. Quizás por la forma de cantar y el acento es que recordamos a esos grupos, aunque nuestras influencias del rock argentino están ahí. Debo admitir que a Calamaro lo he escuchado un par de veces.
Recuerdo que mi madre tenía un casette de Los Rodríguez que yo escuchaba. Así que, inconscientemente todas estas influencias están en nuestra música. Pero sí que hay mucha influencia de las bandas clásicas, desde Los Beatles a los Stone, o Bob Dylan y, en definitiva, todo el espectro de lo clásico del rock anglosajón de los 60’s y 70’s. También hay mucha influencia de rock argentino: Charly García, Viejas Locas o Piti Álvarez.
«Creo que esa crudeza es precisamente lo que nos une con el pasado, la forma de ejecución y de grabar, porque lo grabamos todo en vivo»
Es evidente que existe una evolución musical derivada también de las nuevas tecnologías, donde se le da voz a géneros como el trap. Vosotros afirmáis que los 60 fue la mejor época para la música. ¿Todo tiempo pasado fue mejor?
No, no, en absoluto. Yo creo que en las nuevas generaciones sigue habiendo innovación. Por ejemplo, Cupido, esta banda de ahora, que están fusionando el pop y el trap, me parecen muy innovadores. Honestamente, yo nunca hubiese entrado en el mundo del trap porque no es algo que escuche, pero sí que me llama la atención y valoro ese tipo de arte. Es decir, la idea del arte es que evoluciona en el tiempo y crece.
Lo que si valoro de los 60 es la forma de hacer las canciones, el pop, la música de las guitarras, es decir, la instrumentación. Eso es lo que nosotros llevamos a cabo, somos una banda de dos guitarras, un bajo y una batería. No usamos, ni tenemos sintetizadores, así que es una música más cruda. Creo que esa crudeza es precisamente lo que nos une con el pasado, la forma de ejecución y de grabar, porque lo grabamos todo en vivo.
¿Haríais entonces una colaboración con Bad Bunny?
¿Por qué no? Estamos abiertos a todo.
Y siguiendo con la tecnología, ¿está saturada la industria musical? ¿Es difícil diferenciarse?
Es un arma de doble filo, si bien hay mucha oferta de música, también es mucho mas fácil que te escuchen, sin depender de una discográfica. Es cierto que la cantidad de oferta de música es infinita, no como antes, que tenías un par de CDs y los escuchabas durante un año. Lo conocías desde el primer al último tema y cada vez que volvías a escucharlo lo querías un poco más. Ahora es mucho más aleatorio, no sabes quizás ni qué banda estás escuchando pero te gusta la canción. Entonces, la tecnología hace perder un poco esa relación con la música, pero sí que creo que es favorable para el artista.
¿Cuáles son vuestros principios musicales? Si una gran compañía os ofreciese un contrato interesante, ¿estaríais dispuestos a cambiarlos o preferís seguir en esa línea Bohemia exquisita?
Al final lo que hace a una banda es su propia identidad, mientras no la ponga en peligro, habría qué ver qué cosas sí podríamos sacrificar. Nuestro deseo es vivir de esto y todo deseo a veces conlleva un sacrificio, pero siempre siendo auténticos. No hay que cerrarse tampoco a otras posibilidades.
Dicen que subirse a un escenario es una gran descarga de adrenalina, ¿con qué lo compararías?
Sí que tocar en directo es de las cosas más emocionantes para el músico, porque es compartir con el público y también algo muy bonito, interpretar. No lo compararía con otra experiencia, es una experiencia única. Tiene una descarga de adrenalina, y también de dopamina. Pero con el tiempo, uno se acostumbra y empieza a buscar otras experiencias más místicas.
¿Cómo es la vuelta a la realidad?
A veces, cuando tocas parece que fue un segundo. No sabes ni si estuvo bien o mal, solo si lo disfrutaste o no.
«Tenemos un proceso bastante dinámico. No dependemos de nadie, grabamos prácticamente todo en vivo, lo que también lo hace más rápido»
Vuestro último álbum se titula Con la fiesta a cuestas, ¿eso es para vosotros vuestra música, una fiesta constante?
No la música no, nuestra vida, la fiesta es de nuestro día a día. La cuarentena nos está ayudando a estar más tranquilos. Con la fiesta a cuestas simboliza muchas cosas. La carátula la hizo mi padre, que murió en las navidades del 2018. Todo ese año fue movido, un momento de mucha conmoción. Tiene un simbolismo detrás, emocional para mí y un doble sentido para la banda, es como que la fiesta está encima de nosotros. El título es el nos lleva la última canción, que habla de esto.
Tenéis una gran rapidez en la grabación de vuestros temas, ¿cómo se lleva a cabo?
Tenemos la gran suerte, de tener a Lucas, que es el batería pero a su vez un gran ingeniero del sonido. Por lo tanto, tenemos dentro de la banda a alguien que conoce toda la parte técnica. Además, tenemos nuestra propia sala en Antón Martín. Allí ensayamos y grabamos. Tenemos un proceso bastante dinámico. No dependemos de nadie, grabamos prácticamente todo en vivo, lo que también lo hace más rápido.
¿Qué canción has escuchado tanto que has terminado aborreciendo?
Beautiful Strangers de Kevin Morby. De hecho, lo fuimos a ver aquí en Madrid con mi chica y después sacamos la guitarra y la cantamos una noche entera y ahí realmente la terminamos odiando. Aconsejo escucharla una vez a la semana, es la dosis perfecta.
Estamos viendo en esta cuarentena como la música está uniendo y ayudando a sobrellevar mejor estos momentos. ¿Qué crees que se puede transmitir a través de la música que es imposible expresar con cualquier otra rama artística?
La música es el arte que consume más masivamente, en mi opinión. Todo el mundo escucha música. No todo el mundo disfruta de una obra de arte, no todo el mundo va al teatro. Pero, la música les llega a todos. Es más directa, algo tiene.
«Y si en algún momento falta inspiración, siempre se puede hablar de esa carencia. Siempre hay algo de lo que hablar»
¿Y qué pretenden transmitir Los Telepáticos?
Nosotros hacemos canciones por el simple hecho de que existan, como ser una antena que conecta y baja esa canción a la tierra. No lo hacemos para que a la gente le guste, pero ojalá que le guste. Yo, por lo menos, no hago una premeditación de la composición en base a eso.
¿Cómo se compone estando en cuarentena?
Me está sirviendo para sentarme y tener una rutina de componer y grabar en casa. Me compré unos teclados, y algunas cosas más y me monté un Home studio. Compongo y grabo aquí. Mathías, que es el bajista, el otro compositor activo de la banda y yo, estamos haciendo muchas maquetas. Las estamos subiendo a una carpeta en drive para después de la cuarentena grabar el próximo disco. La carpeta se llama “Canciones de amor y cuarentena” al final habla mucho del confinamiento. Se nota un poco la parte nostálgica de todo esto. Se siente ese vacío. Y si en algún momento falta inspiración, siempre se puede hablar de esa carencia. Siempre hay algo de lo que hablar.
Siguiendo con la cuarentena, teniendo en cuenta que hace días que habéis sacado vuestro nuevo álbum, ¿cómo os ha afectado a los planes que teníais?
Ahora lo más importante es presentar el disco. Tenemos una fecha posible para la Sala Sol en Septiembre, pero dadas las circunstancias no sabemos si se podrá hacer o no. Nuestra idea era hacer una gira por España, pero todos los planes están reordenándose. En caso de que no podamos tocar, lo que haremos es encerrarnos en un estudio y preparar el próximo disco.
Y por último, si tuvieseis que hacer una lista de cuarentena para nuestros lectores, ¿qué cuatro artistas no podrían faltar?
Earl Hines, Tom Waits, Shintaro Sakamoto y Peter Cat Recording Co. Tengo una lista en Sptotify para cuando vienen visitas.