Todo el mundo habla de él, es el nuevo libro del momento, el imprescindible para tus tardes en la piscina, en la playa o en tu casa. Solo necesitas desconectar, relajarte y sumergirte en “Con el amor bastaba”.
Porque será la nota sensible en tu época de desescalada, también la más sutil (y la más romántica). Ícaro vive con resignación la decadencia del matrimonio de sus padres, la angustia de su madre por el futuro que tendrán que afrontar solos, la confusión de su padre, la inquietud de toda la familia. Pero, mientras el niño despierta a la sexualidad gracias a la complicidad de un compañero de colegio, un día también descubre con asombro que tiene un don, es capaz de volar.
Es lo nuevo de Máximo Huerta, una emocionante novela que pone el foco en la única vía de salvación frente a los desencuentros y las diferencias: el amor. Por eso, hoy hablamos con el creador y alma máter de esta historia, que desde casa nos recibe con los brazos abiertos.
Antes de meternos en materia a hablar de tu nuevo libro, cuéntame… ¿Cómo es lanzar un nuevo título en época de desescalada?
Pues imagínate… Ahora las librerías están abriendo poco a poco. Entramos en ellas de puntillas, pero no puedo quejarme, porque la acogida está siendo maravillosa. No te puedes imaginar la cantidad de mensajes y de felicitaciones que he recibido. No hay duda de que este libro ha llegado al corazón.
Vamos, que la gente lo ha cogido con ganas, ¿no?
Con muchas ganas… Hay novelas que tienen algo, y aunque no sepas qué es, calan en el corazón de la gente.
“Con el amor bastaba” es una historia que narra la educación emocional de un niño que puede volar… Entre todos los poderes mágicos del mundo… ¿Por qué ese y no otro?
Es un sueño recurrente el hecho de volar. Cuando somos niños es lo que queremos. Es más… Si te pones a pensar, te das cuenta de que todos nuestros superhéroes vuelan, incluso Mary Poppins o Peter Pan. Son las ansias de libertad y esas ganas de ser lo que uno quiere ser. Esas ganas de crecer, de ser libre, de ser único; y eso es lo que me ha llevado a escribir esta novela.
¿Crees que volar tiene que ver con la libertad?
Sí. Cuando uno sueña con volar, sueña con ser libre, sueña con disfrutar de la vida…
Pero cuando eres niño, ¿crees que estos que sueñan con volar entienden el concepto de «libertad»?
Posiblemente, ellos lo relacionen con la felicidad. La mente de un niño es muy compleja. Les hablamos como si fueran tontos, pero no lo son. Quizás, un niño cuando piensa con volar lo único que quiere es ser feliz en casa, comprarse el coche de juguete que ha visto en el escaparate o ser el superhéroe de la película. La libertad de un niño es ser feliz.
En una entrevista dijiste que los adultos son el resultado de lo que quedan cuando somos niños…
¡Exacto! Porque los niños no son un proyecto de hombres maduros. Ahora, nosotros somos los restos de lo que queda de cuando éramos niños. Esa pureza, esa ilusión, cuando teníamos sueños… Somos lo que queda de esa inocencia de la niñez con sueños por cumplir. Cuando creces, te das cuenta de que la vida se encarga de no concederte todo lo que soñaste.
Hay quien dice que la palabra “sueño” tiene un matiz de imposible y que los sueños son sueños porque no se cumplen. ¿Crees que los adultos tenemos esto en mente?
Los adultos dejan de soñar, esa es la realidad y es una pena; pero los sueños son metas, deseos, son ganas, son pequeñas conquistas y no hay que dejar de tener un sueño en la mente, sea posible o no. Eso no quiere decir que yo piense que cuando sueñas lo consigues, porque eso no es verdad. La vida no es Mr. Wonderful pero sí que hay que querer conseguir algo, porque eso es lo que le da sentido a tu existencia.
Y quizás también es lo que resta al conformismo…
Sí, exacto. Conformarse es injusto para la vida. Nuestro paso por el mundo es limitado, muy limitado… Entonces, ¿por qué vas a querer conformarte?
¿Crees que en pleno siglo XXII se trata de esconder a los niños que quizás destacan del resto?
Todos los niños son diferentes y eso es lo bonito. Lo que reivindico en «Con el amor bastaba» es el valor de la diferencia ante lo que llaman “normalidad”. Todos somos especiales. Tomos somos únicos. Todos somos raros. Todos deberíamos reivindicar nuestra peculiaridad, eso que nos hace diferentes. Y da igual lo que sea.
Pero hoy en día existe una presión contra esto…
Pero esta presión existe desde ayer y desde hoy. Los niños se sienten muy presionados porque todos quieren pertenecer a la masa para no sentirse excluidos. Por eso, los padres deberían educarlos en esa libertad de sentirse libres de ser quienes son.
Los nombres de los personajes de tu nueva novela son, como poco, peculiares… Y por lo que sé hay una razón.
Los nombres en las novelas son tan importantes como los paisajes. Yo he leído mucho a García Márquez y en sus novelas siempre llamaba a los personajes de una forma muy especial porque es una manera de evocar, de crear una atmósfera.
Elio es el Rey del Aire, y si te imaginas Helio con H es el elemento más ligero que existe. Ícaro es el héroe del laberinto, Dédalo era el padre que le construía las alas en el mito… En este caso es al revés, el que le construye algo para que se parezca a los demás. Sol es la luz, el calor, el hogar… Y es la madre, por eso se llama así. Creo que todos los elementos de esta novela están conformados para crear una atmósfera diferente, no solo una simbología, sino en un escenario lleno de vida.
“Nadie conoce el secreto de la alegría. Sucede. Esa mezcla de despreocupación, de suerte y ausencia de dolor. Un accidente…”
Me alegro de que subrayes esta frase, porque la alegría es eso mismo, un accidente. La alegría es una casualidad. La alegría no es constante. Es una epifanía, un momento. Nadie sabe cuál es su secreto. Si lo supiéramos, la envasaríamos y las venderíamos en supermercados.
Pero hay quien dice que lo importante no es la felicidad, sino pasárselo bien…
Es posible, pero yo relaciono la felicidad con la tranquilidad, con la ausencia de problemas y de dolor. Creo que eso es lo mejor de la felicidad en una pareja, familia, amigos, en el trabajo… Cuando hay tranquilad, el mar está más bonito.
¿Y crees que el ruido comunicacional que existe hoy en día, en parte gracias a las redes sociales, nos ha quitado quizás esa tranquilidad o esa alegría más bohemia?
Esto no es solo culpa de las redes sociales. Los medios de comunicación, nosotros mismos… Todo influye. Hay quien dice que la mentira tiene las patas muy cortas, pero eso no es así: las tiene largas y bonitas, por eso corre más y nos gusta más, porque es ficción.
¿Qué es lo que tiene «Con el amor bastaba»?
Es una novela que habla de la felicidad y de la necesidad de ser nosotros mismos. Helio no es un niño como los demás, la familia tampoco… Yo quería escribir una novela donde todos tuvieran secretos y fueran estrellas de muchas puntas con personalidades originales.
¿Por qué?
Porque en el fondo, todos somos así. Lo que pasa que lo disimulamos.
¿Crees que por eso está conectando tanto?
Ahora que lo dices, sí. Todo el mundo en algún momento se ha sentido mirado, observado, juzgado… Y al mismo tiempo también hemos intentado volar, ser libres y felices. Al fin y al cabo, ser nosotros mismos.
De lo que no cabe duda es que el coronavirus ha traído muchas consecuencias… Una de ellas es que varias editoriales hayan decidido echar la persiana y no emitir nuevos títulos hasta el 2021. Por ello se han dado varias razones y una de ellas es que, en España, uno de cada tres libros que se envían a las librerías, se devuelven. Soy consciente de que es una pregunta complicada, pero ¿dirías que esto ocurre por un fallo en nuestros lectores, en las editoriales, en la cultura, en la economía quizás?
Lo único que tengo claro es que debemos consumir cultura, disfrutarla y estar orgullosos de ella. Es nuestra gastronomía, nuestra forma de ser, nuestros libros, nuestras canciones y yo creo que este país debería reivindicarla más. Porque es lo único que permanece y lo que quedará cuando todos nosotros nos vayamos.
Hemos podido ver cómo desde tus redes sociales has intentado trasmitir un mensaje de conciencia y de responsabilidad con Máximo (en casa). ¿Es lo que debería hacer todo el mundo, concienciar y concienciarse?
Todos somos responsables. Todos. Las figuras públicas, los políticos, los ciudadanos… Nuestro país iría mejor si la gente fuera más responsable y prudente, sobre todo a la hora de comportarnos en un momento tan complicado como este. Habría menos ruido.
Y Máximo, la última… En vida, ¿con el amor basta?
Durante estas semanas me he dado cuenta de que, ahora mismo, en la época en la que vivimos por el coronavirus, todo el mundo quiere ver a sus hermanos, amigos y familiares. El título es una clara declaración de intenciones. Casi un epitafio. Porque al final es cierto, con el amor bastaba.
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