Todo aquel que entraba a la sala Mercedes Benz este 10 de Julio no podía dejar de mirar arriba, donde innumerables medusas de tul colgaban suspendidas, iluminadas por luces que nos transportaban directamente al fondo del océano, remitiéndonos al compromiso que la industria parece haber interiorizado en esta edición de la MBFWMadrid.En esta colección la armonía cuenta una historia aireada, luminosa y acuática. El fondo marino nos devuelve sus elementos preciosos y nos ofrece una gama de colores frescos, emocionantes y libres.
Miguel Marinero comienza huyendo del recurso fácil, no haciendo uso del azul y utilizando tonalidades en nude y cortes ligeros y libres, que generan siluetas orgánicas que remiten a mundos acuáticos, apoyados por delicados bordados con forma de coral. En este primer momento se hace uso de materiales naturales deshidratados como el lino lavado y texturas esponjosas y acuosas como el tul. La silueta se marca utilizando corsés de formas sugerentes.
La armonía cuenta una historia aireada, luminosa y acuática. El fondo marino nos devuelve sus elementos preciosos y nos ofrece una gama de colores frescos, emocionantes y libres.
El contrapunto a tanta fluidez lo encontramos en las satrería más clásica, que presenta un motivo en cuadros negros algo desdibujados sobre un lino fino en el mismo tono nude. El patronaje permite la libertad requerida, alegre y femenina, adaptándose a las curvas del cuerpo para dar la mayor comodidad.
Más tarde la propuesta vira hacia el verde, transportándonos hasta el Mar de los Sargazos, con motivos similares a la flora subacuática en fondos de lúrex brillante. Los estampados son claramente identificables bajo el efecto de agua de la iluminación, creando ondas que fluyen con el movimiento, algunos pixelados reproduciendo una distorsión digital. El aspecto global es muy orgánico.
Siguen a este grupo propuestas en tonos rojos y fucsias más potentes y brillantes, semejantes al interior de una ostra, solos o combinados con los anteriores tonos verdosos en estampados de línea nacarada, en prendas sueltas y aparentemente cómodas. Finalmente Miguel Marinero nos traslada a la playa, con un maravilloso vestido en lino texturizado y un abrigo algo más estructurado.
Se cierra la colección con prendas en napa negra, que siguen representando el lado rebelde y punk de la firma, mezclado con el rosa aportando una ligereza insistente en accesorios y prendas clave de la colección pintadas a mano.
Las pieles, tan en el ADN de la firma, solo están presentes en dos abrigos de similar factura: uno en tono nude y despiezado y otro combinando los anteriores tonos verdosos y fucsias. Son prendas recicladas, que la firma ha generado mezclando remanentes con un dibujo que recuerda a los estampados sacados del textil. Celebrando la sostenibilidad, equilibrio y armonía de este cuento acuático, el desfile termina con un efusivo aplauso.