Nerea Rodríguez y Lucía Gil: “La fórmula para sentir ‘La Llamada’ es ‘lo hacemos y ya vemos’”

Fotografía: Mamen BG.

Es sábado por la noche y tan solo falta una hora para que ‘La Llamada’, uno de los musicales con mayor sobrenombre de Madrid, de comienzo su función.

Tras seis años en cartel y más de un millón de espectadores, muchos se preguntan cuál es el secreto de su éxito: un campamento de monjas, un Dios que es fan de Whitney Houston y dos amigas que experimentan cambios (como cualquier adolescente). Es un conglomerado de risas aseguradas, de buenas canciones, de buenas voces, de buenos momentos.

Hoy tenemos la oportunidad de poder charlar con Nerea Rodríguez y Lucía Gil, las intérpretes de María Casado y Susana Romero, dos personajes clave del musical. Es por eso que, a una hora de comenzar la función, subimos al camerino D del Teatro Lara. El tiempo nos apremia y tras dos besos a cada una, la conversación comienza a fluir.

Cuando me puse a investigar sobre ambas, me di cuenta de que tenéis muchas cosas en común. Ambas habéis salido de un talent show, Lucía de My Camp Rock y Nerea de Operación Triunfo; ambas habéis sacado singles, habéis participado en Tu Cara Me Suena, y ambas sabéis lo que es sentir ‘La Llamada’… ¿Estamos hablando de patrones o es pura casualidad?

Nerea: Yo creo que Lucía y yo nos podemos parecer porque ambas somos cantantes y actrices. Frecuentamos los mismos sitios y acabamos haciendo las mismas cosas. Como cantantes, hemos sacado nuestra propia música y como actrices, intentamos trabajar donde podemos y donde nos apetece. Tu Cara Me Suena es un programa que resulta muy bueno para cantantes y actrices.

¿Y cómo vivisteis vuestra incorporación al musical de ‘La Llamada?

Nerea: Cuando yo vi este musical, ni siquiera estaba en Operación Triunfo y tampoco había conocido a los Javis. Pero ya quería ser María Casado, aunque lo veía como un imposible. Por eso me puse tan contenta cuando me dieron la noticia. A día de hoy, estoy muy contenta con mi evolución con el musical y con lo bien que me siento.

Lucía: Vi ‘La Llamada’ cuando llevaba dos años en cartel. Vine a verla porque conocía a uno de los músicos y luego me fui a tomar algo con ellos, el elenco y los Javis. Me dijeron que algún día yo sería Susana Romero, yo respondí que me encantaría… Porque era la verdad, pero me lo tomé a broma. Tenía pinta de ser la típica cosa que te dicen, pero que no llega a nada. No obstante, y efectivamente, dos años más tarde me llamaron para que protagonizara a Susana. Y como te podrás imaginar… Me hizo muchísima ilusión.

“A día de hoy, estoy muy contenta con mi evolución con el musical y con lo bien que me siento”, Nerea Rodríguez

Si Nerea fuera María y Lucía fuera Susana, ¿diríais, pensaríais, sentiríais y haríais las mismas cosas que hacen vuestros personajes?

Nerea: Hombre, exactamente como María no. Pero sí que es verdad que nos parecemos bastante. Sin embargo, yo creo que ‘La Llamada’ acaba como acaba gracias a Susana. Creo que el musical no tiene que ver tanto con María Casado sino con la gente que la rodea.

Lucía: En mi caso, y a pesar de que me diferencio en muchas cosas de Susana, sí que nos parecemos en muchas otras, como por ejemplo que ambas vivimos las cosas día a día, el aprovechar, el tirarse a la piscina o ser un poco valiente. Por lo que creo que, como Lucía, siempre le daría las peores ideas a sus amigas para que hicieran lo que de verdad les apeteciese.

¿Y cómo fue tener a Yolanda Ramos?

Lucía: ¡Una locura! Pero a mí me hizo muchísima ilusión porque ella me encanta. Y saber que iba a hacer una función con ella, para mí fue muy especial – ¡y muy divertido!

Recuerdo que estuve en uno de sus últimos pases y estabas tú, Lucía. En el número final, Dios no pudo entonar una nota por culpa de la actuación de Yolanda… Y tú la salvaste como pudiste…

Lucía: ¿Sinceramente? Es algo que nos pasa muchísimo. También sin Yolanda. ‘La Llamada’ es una obra muy divertida y como actores, a todos nos pasa. De repente, a uno de nosotros nos da un ataque de risa por X o por Y y hay otra persona que debe salvarla como pueda. Sin embargo, teníamos muy claro que los pases de Yolanda iban a ser muy especiales, únicos, exclusivos y  que teníamos que estar preparados para cualquier cosa.

“Yo tenía la duda de si haría reír. Cuando venía a ‘La Llamada’, todo el mundo se reía sin parar y, al principio, no sabía si yo lo conseguiría“, Lucía Gil

Me sorprende que digáis que con Yolanda los pases iban a ser únicos y exclusivos, porque yo tengo la sensación de que sin ella también lo son. Quiero decir, entre vosotras, también os intercambiáis… ¿Cómo lleváis el hecho de no actuar siempre con las mismas personas?

Nerea: Creo que eso es algo que nos da más que nos quita. Porque al final, al tener a una persona nueva que interpreta el personaje te da cosas diferentes y tú vives las cosas de manera distinta. Por ejemplo, yo no vivo a María Casado igual cuando está como Bernarda Mar Abascal que Neus. Ni cuando está Lucía, Angy o Marta. Cada una de ellas te da unos inputs que hacen que vivas la obra de una forma u otra. Además, eso también hace que, nosotras que llevamos tantas funciones, no nos aburramos. Porque ningún pase es igual. Eso nos da dinamismo.

Lucía: Y también nos conocemos. Quiero decir, a no ser que haya una nueva incorporación a la que adaptarse, porque eso siempre pasa al principio, al final es diferente pero sabemos cómo va a respirar la otra persona.

Nerea: Pero también es verdad que las obra nos da mucho sobre lo que improvisar y escuchar. La clave para que funcione es escuchar.

Lo habéis dicho al principio y es un tema que me gustaría retomar: ‘La Llamada’ es un musical que lleva muchos años en cartel. ¿Eso hace que os sintáis presionadas?

Lucía: Cero. Al menos, por mi parte, nada.

Nerea: Yo ahora tampoco. Cuando entré, sí. Tenía cierto punto de respeto. Llevaba muchos años, tenía mucho éxito y caía sobre mí cierto punto de responsabilidad.

Lucía: Sí. Cuando estrenas, te ‘cagas’ un poco y piensas “Dios”. Por ejemplo, yo tenía la duda de si haría reír. Cuando venía a ‘La Llamada’, todo el mundo se reía sin parar y, al principio, no sabía si yo lo conseguiría, pero una vez pasas eso, ya está. No nos lo tomamos como una presión, sino como una oportunidad.

Alguien me dijo una vez que tu generación define tu contexto y eso te hace decir, hacer, pensar o sentir lo que dices, haces, piensas o sientes. ¿Estáis de acuerdo con esa afirmación?

Nerea: No podría estar más de acuerdo. De esto te das cuenta de cuando hablas con tus padres, tus abuelos, tus tíos… Pero no solo la generación marca el contexto, también la nacionalidad. Es evidente que nosotros no pensamos igual que otra persona de otra parte del mundo que viva de forma diferente.

Lucía: Creo que también. Si has nacido en un año, es imposible escapar de todo lo que te acompaña. No obstante, yo tengo la sensación de que les he enseñado mucho a mis padres, al igual que ellos a mí, y al igual que las nuevas generaciones a nosotros.

Y como artistas, ¿os sentís valoradas por vuestro país?

Nerea: Lo que pasa en este país es que, normalmente, se te encasilla mucho en una profesión o en un proyecto, y luego les cuesta mucho verte en otro ámbito. Por ejemplo, cuando eres cantante y actriz a la vez, la gente piensa que no eres ninguna, porque no puedes ser las dos. Y como no puedes ser las dos, no eres ninguna. Eso en EEUU no pasa. Allí pueden hacer lo que quieran y no pasa nada. Son todo lo que quieran ser.

Lucía: Ahí opino exactamente lo mismo que ella. Es algo que hemos hablado alguna vez. Pero si que soy positiva. Quiero decir, ahora mismo no me siento todo lo valorada que me gustaría, pero confío en que el pensamiento evolucione y que cambie poco a poco. Hay muchas cosas que han cambiado y eso también lo hará.

Y ya es la última… ¿Cuál es la fórmula para sentir ‘La Llamada’?

Lucía: Lo tengo clarísimo. “Lo hacemos y ya vemos”. La gente debería dejar de pensar que algo es una ‘bobada’, ‘locura’, ‘estupidez’… Y hacer lo que de verdad les apetezca en el momento en el que les apetezca.

Nerea: ¡Exacto! La clave es el “lo hacemos y ya vemos”. Eso y que no te importe lo que te digan los demás. Confiar en tu instinto, en lo que tú crees y en lo que eres