Es uno de los elementos más importantes y arriesgados a la hora de hacer un cambio de look. Los hay de varios tipos: abiertos, de lado, tupidos, desfilados… Y puede llegar a convertirse en el gran aliado para cambiar tu imagen o ser tu mayor enemigo. Hablamos del flequillo.
La clave para elegir la mejor opción está en saber que habrá algunos que favorezcan a los rostros cuadrados o alargados y otro que sean para los más redondos o angulosos.
Sin embargo, hay un tipo de flequillo que perdura en el tiempo y que sienta bien a prácticamente todo el mundo independientemente de cuál sea la forma del rostro. Se trata del flequillo asimétrico.
Este tipo de fleco, como lo llaman en Latinoamérica, es perfecto para no ser esclava de la peluquería gracias a llevar en el corte ciertas irregularidades estratégicamente realizadas. Se trata de un flequillo recto, pero con un toque desigual creando una ligera asimetría.
Y cómo en todo, hay dos versiones: el primero se lleva por encima de las cejas y el segundo, un poco más largo, más o menos a nivel de los ojos, a la altura de las sienes. De esta forma, se consigue enmarcar el rostro aportando dulzura y reduciendo las redondeces de los rostros más redondos u ovalados.
Otra de las ventajas de este corte, es que, al llevarlo en cierta manera desigual, no es necesario retocarlo tan a menudo porque no requiere llevarlo perfectamente lineal. Es muy fácil de llevar y tiene poco mantenimiento. Con él consigues una imagen natural y desenfadada, porque al tener un aspecto revuelto aporta un aire desenfado.
Pero es que, además, es muy fácil de peinar, precisamente, por ese aspecto de alborotado. Por lo que las melenas lisas o rizadas que no quieran pasarse más de 5 minutos delante del espejo todas las mañanas para peinarse, son las que más van a querer este flequillo.