Más de tres millones de espectadores obtiene de media “La Isla de las Tentaciones” cada vez que se muestra en pantalla. Un dato cuanto menos escandaloso, que nos sirve de prueba, para entender este éxito televisivo, que viene de lejos. Lo cierto es que la telerrealidad es tan antigua como la propia televisión. Algunos consideran que el primer “reality” apareció en 1973 titulado “An American Family” en la que se cuenta el proceso de divorcio de una familia norteamericana. En los noventa, vemos por primera vez a personas desconocidas conviviendo entre cuatro paredes. “Nummer 28” en el que siete jóvenes conviven durante varios meses en una residencia de estudiantes en Amsterdam. A partir de los 2000, surgen grandes formatos de éxito mundial como por ejemplo el mítico “Gran Hermano” o “Supervivientes” que existen hasta la actualidad. Pero…¿Por qué nos produce tanto interés hasta el punto de tener grandes cifras de audiencia, arrasar en los rankings, posicionamiento en puro prime time las acciones de personas que no conocemos absolutamente de nada?
La capacidad de los distintos concursantes para someterse ha situaciones extremas ha alcanzado límites que rozan lo moralmente aceptado. “Dispuestos a cualquier cosa por dinero”. Desde vender intimidades hasta fingir situaciones ya estipuladas. El caso mas “hardcore” en el que sin ninguna duda se muestra la falta de escrúpulos de los concursantes es “Let´s Make a Baby”. Un documental sobre un supuesto “reality” emitido en 2006 en el que los concursantes debían concebir un hijo en el menor tiempo posible. O el caso de una ex-concursante extranjera de Gran Hermano que vendió su cáncer para hacer un programa sobre su enfermedad. Así hay muchas anécdotas en las que se muestra cómo el ser humano es capaz de hacer determinadas acciones.
Respondiendo a la pregunta que nos hacíamos en el primer párrafo, es vital entender el concepto “voyeurismo”. Es el nombre que se le da a una parafilia, que consiste en observar a otra persona, o grupo de personas en sus actividades privadas. Las personas de las que estamos hablando aparentan ser gente común, normales que se presentan a un casting. La realidad es que se alejan de lo habitual y cotidiano, el público espera gente real en situaciones difíciles. Pero de real tiene poco. Ya que, maquillado con las necesidades dramáticas del medio, la ubicación en un lugar exótico, un guión o la búsqueda de un premio económico imposibilita la atmósfera real y por tanto situaciones reales. Por lo que hablamos de una realidad “pre-fabricada” en la que el espectador se siente cómodo.
Es decir, la mezcla de fórmulas hacen que distintos formatos se conviertan en éxitos televisivos. El protagonismo de personas anónimas, los elementos de ficción por parte de la producción del programa, que crea mas dramatismo a las situaciones, el uso de técnicas del documental o del concurso añadiendo elementos de competición o espectáculo, son claves para entender el triunfo. Nos encanta conocer historias, y si a eso le sumamos el valor añadido de que son reales y de que están contadas por sus protagonistas, nos encanta aún más. Por otro lado, el hecho de que algunos concursantes hayan logrado éxito, dinero y fama tras su paso por estos “realities” hace que, numerosas personas hayan querido formar parte de ellos. Un estudio realizado en Reino Unido revela que uno de cada seis adolescentes (16%) espera llegar a ser famoso participando en algún “reality show” ¿Y tú?…¿Querrías vivir esa experiencia o prefieres reservar tu intimidad?
Foto Portada: Mediaset