El fenómeno Black Friday ya está aquí. Este viernes vuelve el día más esperado en cuanto a compras se refiere. Aprovechamos para conseguir algún que otro regalo de Navidad o cosas que necesitamos urgentemente y están rebajadas. Pero me atrevería a decir que la mayoría nos damos un capricho, que, oye, nunca viene mal.
El sector de la electrónica es el más solicitado. Marcas como Worten, Game, Fnac, Apple o Samsung traen descuentos interesantes. Oscilan entre un 15% y un 40% las rebajas en telefonía móvil, electrodomésticos, videojuegos, tabletas, ordenadores portátiles etc. Aprovechamos para comprar productos de más valor, porque, igual en temporada baja, no nos los podríamos permitir.
Amazon se adelantará al público y sacará descuentos desde el 22 de noviembre. Además, abrirá una tienda física en Madrid desde el 28 de noviembre hasta el 4 de diciembre, para que nadie se quede sin excusa para disfrutar de estas rebajas.
El mercado de juguetes también suele ser uno de los pioneros gananciales del Black Friday. Al ser un mercado estacional, sólo obtiene grandes beneficios en ciertos momentos del año. Navidad, que está a la vuelta de la esquina, es la oportunidad perfecta para rebajar los juguetes e incentivar la compra. Por dar un ejemplo, Toys R Us, aplicará descuentos de hasta el 50% en las compras que se hagan el 29 de noviembre.
Las compras on-line vienen pisando fuerte. Las webs ofrecen productos ilimitados que sólo podemos adquirir a través de internet. Además, por comodidad hay mucha gente que prefiere pedir las cosas a través de páginas y que le lleguen a casa. Es una forma segura de saber que no te quedas sin producto. Aun así, debemos tener cuidado. La publicidad engañosa y desleal está a la orden del día y más en épocas de consumo masivo. Tampoco nos podemos dejar engañar por esos descuentos bajos, que realmente, no hacen que merezca la pena realizar dicha compra.
El Black Friday tiene un doble rasero. Por un lado, puede ser de gran ayuda, porque los descuentos, en determinadas ocasiones pueden merecer la pena. Siempre y cuando sepamos buscar bien y no compremos lo primero que ponga un anunciante. Por otro, es la cara más agresiva, por así decirlo, del consumismo masivo, del comprar por comprar. Por ello, es necesario que seamos responsables a la hora de gastar el dinero y realmente nos paremos a pensar, si realmente es necesaria la adquisición de ese producto o no. Si no lo es, por lo menos que seamos conscientes de ello.