Tras las elecciones se espera que IVA cultural de España se reduzca de un 21% a prácticamente la mitad, acercándonos de esta forma a la media europea que ronda el 7%.
Laura García| 20 Diciembre
Si algo debemos tener en mente respecto a la industria cinematográfica es que nunca ha habido una era tan dorada y resplandeciente para la misma en cuanto a material y calidad se refiere. Tenemos la oportunidad de elegir ver películas en 3D, de vivir efectos especiales en nuestra propia piel como si atravesásemos la gran pantalla. El cine, en definitiva, no conoce límites hoy en día. Comedias, ficción y melodramas inundas las pantallas cada semana y, sin embargo, la experiencia envolvente de estar en una sala de cine se está sustituyendo por la pantalla de un ordenador en casa. ¿Por qué?
Seamos directos: para muchos, el cine se ha convertido en un bien de lujo. La accesibilidad con la que antaño contaba ya no existe y es que los pocos afortunados que pueden disfrutar del mismo entre semana, gozan de sus ofertas a un precio medio. Los que no, quedamos relegados a un abusivo coste de fin de semana que incluso obliga a pensar si merece la pena invertir en una película o mejor, “descargarla para ver en el sofá”.
Es inaceptable; hablamos sobre leyes que quieren prohibir la piratería cuando no tenemos opción a un consumo de cine moderado debido a precios inasequibles pues, actualmente, el IVA se encuentra en torno al 21% cuando en el resto de Europa se mueve en una media del 7%. ¿Acaso el acceso a la cultura no es tan importante como la educación, la economía o el empleo?
Los partidos políticos parecen tenerlo claro y, tras las elecciones, parece que veremos una mejora considerable en cuanto a este tema que nos concierne se refiere. Tanto Ciudadanos como Podemos y PSOE hablan de reducir el mencionado IVA al 10%, acercándonos más a la media europea. Rivera incluso habla de gravar todos los bienes culturales al 7% gracias a los 50 millones que supondría para las arcas públicas el cierre del Senado. Sánchez, por su parte, no descarta el superreducido del 4% al tiempo que aseguró en su debate con la Academia de Cine que «los cambios serán estructurales y no coyunturales. El cine es cultura y no espectáculo, y por tanto el impuesto tiene que corresponderse con esa categoría”.
Parece que la mejora para la industria será una realidad de cara a la próxima temporada; esperemos que esto se cumpla y los bienes culturales reciban la accesibilidad que se merecen.