‘¿A quién llevarías a una isla desierta?’, es un guión teatral que Netflix ha querido darle forma y hacer su versión más cinematográfica. Es una historia protagonizada por María Pedraza, Jaime Lorente, Pol Monen y Andrea Ros, actores con rostros conocidos para llegar la público más ‘millenial’.
Marcos, Marta, Celeste y Eze han creado su propio universo en un destartalado piso compartido de la capital. Pero ya ni son universitarios, ni soñadores, ni adolescentes, aunque aún esperan ese gran momento que recordar siempre. ¿A quién te llevarías a una isla desierta? es la historia del día en que abandonan ese piso y tienen que enfrentarse a la realidad. Y también es la historia de la generación de estos cuatro amigos, de sus sueños, de sus éxitos, de sus fracasos, de sus quince minutos de fama y del día que cambia todo.
Tenemos claro que el día que entramos a ver esta película no teníamos expectativas ningunas, pero bueno, siempre hay tiempo para cambiar de opinión y, en este caso, la hubo, nos dijeron que veríamos una comedia y no fue así, un drama, bueno, un ‘dramón’, de eso que te dejan sin aliento hasta el final, bueno, estoy mintiendo un poco, empiezo de nuevo. Es una película que cuenta un drama que pasa todos los días en casas compartidas y más de lo que pensamos. Lo malo de esta película es que tuvimos que esperar 60 minutos de trama para que pasara algo y llegara el conflicto real. Ahí sí, los últimos 30 minutos de la película, son duros, incomodos y te dejan sin respiración ante los sentimientos de los personajes.
El trabajo de Pol Monen y Jaime Lorente hay que destacarlo. Si bien es cierto, estamos acostumbrados a ver a Lorente en papeles muy parecidos, pero este es un personaje con un trasfondo muy especial y que tiene un triste conflicto con él mismo y emociona. Monen y su personaje nos dan una lección de vida, tenemos que hablar en el momento que lo necesitamos y poner a cada uno en su lugar, eso sí, el actor con los ojos entre lágrimas nos despierta un sentimiento de empatía que ha conseguido el solo y su poder interpretativo. Sin embargo, María Pedraza, nos deja un poco que desear, esta chica está teniendo éxito y, si esto es así, es porque vale para ello, yo solo pediría un poco más de dicción en sus personajes, hay veces que cuesta entender bien los diálogos. Y Andrea, en este personaje, no lo hace mal, pero pasa sin pena ni gloria.
Aún así, como siempre, nosotros hacemos la crítica desde el punto de vista más constructivo posible, porque pensamos que el cine español tiene que seguir avanzando, pero, con ello, las interpretaciones de nuestros actores. Al público joven le encantará el formato y funcionará, sin lugar a dudas.