A principios de junio «La Sardà» (acrónimo popular para referirse a ella) murió a causa de un cáncer linfático que padecía desde 2014. Parece ser que este año el cáncer se ha llevado a grandes artistas nacionales, por hacer mención también al enorme músico Pau Donés. Muchos se refieren a la actriz como una intérprete camaleónica, habiendo abordado todos los géneros posibles, desde la comedia hasta el drama.
Su faceta artística no ha estado anclada a la interpretación, quizás por eso la sombra que deja Rosa María Sardà no tenga final. Ha trabajado como humorista, presentadora de programas e incluso directora teatral. La actriz era un espíritu libre y utilizaba las alas que le proporcionaba el arte para contar historias como pocas actrices pueden.
El pasado de la actriz es realmente interesante, sus primeros pasos hacia la interpretación fueron autodidactas practicando teatro con un grupo de amigos en el barrio de Horta (Barcelona). Será en 1962 cuando empiece en el teatro profesional adhiriéndose a la compañía de Dora Santacreu y Carlos Lucena. Sus primeros papeles en televisión y cine fueron en los setenta: con la serie de televisión Una vella, coneguda olor y en el cine con El vicario de Olot.
Aunque ya tuviera cierto renombre en la industria, Rosa María Sardà despegó y se convirtió en figura nacional en los años ochenta y noventa interpretando papeles en películas de directores de renombre. Algunos de los cineastas con los que trabajó fueron Fernando Trueba (La niña de tus ojos), Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre), Luis García Berlanga (Moros y Cristianos) o Juanma Bajo Ulloa (Airbag).
La entrada del nuevo milenio no le vino mal a la intérprete, pues participó en grandes películas nacionales como Te doy mis ojos de Icíar Bollaín, Ocho apellidos catalanes o La reina de España de Fernando Trueba.
Su carrera como actriz ha sido muy laureada consiguiendo dos premios Goya de tres nominaciones y multitud de premios más, entre los que se pueden incluir el Unión de actores o el Fotogramas de plata.
Con su muerte, el arte se siente más viudo
Su última aparición antes de su fallecimiento tuvo lugar en el programa de Jordi Evolé titulado Lo de Evolé en abril, mientras que toda España estaba confinamiento. Rosa María Sardà dejó una frase de reflexión: “No se lucha contra el cáncer, es invencible. Es una cuestión de que los que se ocupan de ti tengan más o menos tino al programar unas ciertas medicaciones, pero el cáncer siempre gana”.
Con su muerte, el arte se siente más viudo, aun así su legado dejará estelas de sentimientos para todos aquellos que en el futuro o presente decidan revisar su obra.