¿Quién se va a casa después de trabajar? Eso es lo que me pregunto para callar a mi tirantez. Son las ocho de la tarde. Ha sido un día largo, pero eso no va a detenernos; porque el chorro de voz de Ruth Lorenzo nos espera.
Comenzaré contándoos una anécdota. Ruth Lorenzo y yo tenemos en común tres cosas, además del inminente talento que exila de su garganta (nótese la ironía: a mucha gente los champús les piden más. Los míos siempre se resbalan. Yo creo que quieren suicidarse y no saben cómo). El caso es que Ruth y yo compartimos la devoción por los colores potentes, el amor por el rock and roll y al mismo profesor de inglés. Sí, no es coña. Así que, Ruth, si estás leyendo esto, Antonio Matas te envía besos.
Esta mujer, la cual nos sorprendió en Eurovisión, con un perfecto e infravalorado Dancing in The Rain (nosotros infravalorados en Eurovisión, ¿cómo es posible eso?) aterriza en el Teatro Nuevo Apolo (Madrid) en su tour Loveaholic.
Y pretende sorprendernos, porque esta mujer ha venido a eso. Con la primera nota, el público se agarra a sus asientos. Casi ná, pienso yo. Miro a mi acompañante en más de una ocasión. El comienzo es algo flojo, pero a partir de la tercera canción, la cantante demuestra que no va a andarse con tonterías.
Invita a varios artistas a cantar. Unos más conocidos, otros menos. Pero todos ellos comparten la pasión, la devoción y la maestría vocal. ¿Mi dueto favorito? Sin duda, Shallow; de Lady Gaga y Bradley Cooper. ¿Quién puede competir contra eso?
A partir de la tercera canción, la cantante demuestra que no va a andarse con tonterías
Aprovecha para lanzar en exclusiva su nuevo sencillo, que verá mundo el 28 de junio. Nos pide que no lo grabemos, y si lo hacéis, que estoy segura de que alguno lo haréis, ya nos vamos conociendo; no subirlo a ninguna red social, por favor.
Así cómo si hubiéramos podido grabar algo; espeto para mí misma. Y es una frase con doble sentido, porque claramente nos advirtieron de que no se podía grabar nada, y se encargaron de que así fuera. ¿En qué concierto no se puede grabar? No obstante, y por si fuera poco, un fan – pero fan de los de verdad, de los de póster–, se sentó en la butaca de delante; y aunque hubiese querido – que querer, quería–, no habría podido grabar nada con sus movimientos, gritos, y aspavientos. Eso sí, me he sacado el carnet de acróbata. Una cosa más para el currículum.
Ruth se equivocó. Primero, en el orden, y en la nueva canción… Perdió el norte. Y lo llevó con mucha naturalidad y profesionalidad. Paró la actuación a la mitad – como si fuera la reina de España o Amaia Romero – y volvió a empezar. Dame el tono, ¡pero dámelo bien!; dijo. Eso nos demostró dos cosas, queridos urbanitxs: una, Ruth Lorenzo no hace playback y dos: Ruth Lorenzo es humana – que muchos de nosotros, nuestras dudas teníamos.
En definitiva, un espectáculo majestuoso al que merece la pena asistir al menos una vez en la vida.