Las siliconas y los parabenos, ambos productos derivados del petróleo, siguen presentes en infinidad de champús tradicionales por su capacidad humectante y de efecto hidratante del cabello, a la vez que lo engrasan y suavizan, haciéndolo más manejable. Esta pareja de ingredientes sería la responsable de que nuestros rizos dejaran de enredarse y pudieran peinarse bien, por ejemplo. No obstante, presentan importantes inconvenientes.
El primero es que, como derivados del petróleo, son muy poco o nada biodegradables, por lo que terminan contaminando acuíferos, ríos y mares. En el caso de las siliconas no solubles en agua, acaban formando capas hidrofóbicas que se pueden pegar a la piel de los animales impidiendo la transpiración. El segundo inconveniente se viene a sumar al primero, ya que en concreto los parabenos actúan como disruptores endocrinos, es decir que pueden intervenir en la regulación hormonal de los animales al tener una estructura muy parecida a la de algunas hormonas. Por lo tanto, aunque los parabenos se usen en cantidades bajas e inocuas en nuestros champús, su baja biodegradabilidad provoca que se acumulen en el medio y puedan alterar la fisiología de la fauna. Estos dos motivos hacen de siliconas y parabenos dos compuestos tan poco ecológicos como poco aconsejable
Por si fuera poco también dañan nuestra salud capilar. Las siliconas se depositan en el cuero cabelludo, dificultando su oxigenación, y esto aumenta la producción de sebo y la pérdida de brillo del pelo. En el caso de los parabenos, estos pueden provocar ciertas reacciones como picor en el cuero cabelludo, sequedad o pelo más débil.
Luego están los surfactantes, además. La familia de los sulfatos, íntima de los champús de toda la vida, resulta igualmente bastante perjudicial, tanto para la salud como para el medio. Su concentración suele estar reducida en los champús de uso diario y debe ser inexistente en los champús infantiles o para cuero cabelludo sensible a fin de evitar la irritación cutánea y ocular. Los sulfatos son los responsables de la espuma que hace el champú. Por lo tanto, cuanta más espuma haga un champú y más intenso sea su olor, mayor concentración de productos químicos tendrá en su composición y, en consecuencia, más agresivo será. En los últimos tiempos este componente clásico en cosméticos de higiene corporal está siendo muy cuestionado por sus efectos secundarios, ya que al eliminar la capa de lípidos deja sin protección a la dermis y expuesta así a la deshidratación, los agentes alérgenos, etcétera. Respecto al medio ambiente, su principal problema es que, aunque biodegradable, es bastante resistente.
Los consumidores preocupados por el medio ambiente eligen alternativas caseras y artesanales en lo que respecta al cuidado del cabello. La firma Maminat es conocida por emplear solo ingredientes y activos de origen natural, respetuosos con la piel y con el medio ambiente. La marca cuenta con una gama de champús para todo tipo de pelo (seco, normal y graso) elaborados a base de plantas altamente beneficiosas para la salud capilar, como la flor de azahar, el romero, la lavanda o la menta.
Todos los productos de Maminat son 100% naturales, con ingredientes y activos bio, libres de sustancias tóxicas, sin siliconas, parabenos, ni sulfatos y, además, cruelty free. La mayoría son aptos para veganos y el 90% de todos sus envases son reciclables.
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