Estamos hartas de ver cuerpos bonitos, de ver a mujeres perfectas que se curran día a día su imagen. Y no, ell problema no es de estas féminas, es de la competitividad que existe hoy en día respecto a la belleza. También, hay un claro enemigo, y ese es el pensamiento que nos imponen desde pequeñas, el famoso 90-60-90 (que se ha reducido aún más).
Al parecer, si no estás híper-delgada, no «estás buena». Si te sobran unos kilos, ya no entras dentro de los cánones estándar y por tanto, no te aceptarás tal y como eres. Emma Thompson, trató este tema en el Festival de Cine de Berlín. «A las mujeres nos han lavado el cerebro para odiar nuestros cuerpos». Y es cierto, o a caso, ¿no lo veis así? Desde que nacemos hasta que morimos, siempre vemos en cualquier película, pasarela, programa de Televisión, mujeres «perfectas», creándonos el pensamiento de que eso es en lo que debemos convertirnos.
Vengo a desmontaros esa idea. Yo, soy delgada, y el problema es que también me he visto gorda aún pesando 50 kilos. ¿Cómo es posible? Primero, la ropa que nos venden las grandes industrias textiles han dejado de tener tallas reales. Lo que antes era una 34, hoy es una 36 o 38. Esto, aunque parezca una minucia, puede llegar a confundirnos mucho. Si has estado acostumbrada toda la vida en llevar un cierto tallaje y, de la nada, sin que hayas sentido siquiera que tu cuerpo cambie, debes recurrir a un par de tallas más, te frustras. Lo primero que hice fue mirarme al espejo, y sin quererlo, vi en mí defectos que jamás había tenido. Esto, sin tener en cuenta que mi figura seguía siendo la misma, lo que había cambiado era la ropa.
Otra cosa muy común, es seguir los ejemplos de aquellas mujeres que vemos sobre las pasarelas, o en Televisión. Como dijo Thompson, «solo estamos acostumbrados a ver cuerpos que han sido entrenados de todas las formas posibles». Pues me parece perfecto que quien así lo decida trabaje duro para conseguir la figura deseada. Pero, seamos justas con nosotras mismas, si no tenemos esos cuerpos es porque simplemente no nos lo hemos trabajado. ¿Nos merecemos sufrir por ello?
Un detalle que descubrí hace poco es que, aunque muchas celebridades te recomienden su ropa, nunca te quedará igual porque ellas lo ajustan todo a su medida. Por ejemplo, el caso Kardashian. Si quieres, prueba a comprarte sus mismas vestimentas, pero ellas tienen un factor que tú no, un costurero/a que le arregla cada prenda. Además, también cuentan con un asistente que les aconseja sobre lo que más les favorece a su figura. Una vez más, seamos realistas, no contamos con nada de eso y si queremos entender de moda, o saber lo que más nos favorece, estaría bien que nos informásemos ¿no?
Enciendes la TV y te encuentras con que Bárbara Palvin será una de las modelos «plus-size» de Victoria Secret. Sí, mi cara de poema fue la misma. ¿Sabías qué es lo que hizo que la modelo pasara a esta categoría? Cuatro centímetros. Porque, para la firma el canon impuesto era 86-61-86, y ella contaba con 87-58-89. Así que, no dejes que te laven el cerebro, no te dejes influir.
Si realmente tienes un problema de sobrepeso y quieres cambiarlo, acude a un dietista, a tu médico, a una persona profesional que sepa ayudarte. Pero, si tu impedimento para sentirte bien contigo misma es que «te pasas unos centímetros de los estándares sociales», vuelve a mirarte al espejo y haz un análisis real de qué es lo que no te gusta a ti, qué es lo que te hace sentirte mal con tu cuerpo. Luego, haz algo para cambiarlo, siempre y cuando lo hagas por ti, por nadie más. Marilyn Monroe fue un icono de su época, y sobrepasaba la media, ¿a caso eso le impidió ser una estrella?