Strad, El violinista rebelde, Mundos Opuestos… El espectáculo comienza con un poco de rock and roll mientras Jorge Guillen baja del escenario para pasear junto a los espectadores sin poder parar de tocar el violín, con estilo y cierta elegancia. Todos los presentes acaban de despejar todos sus pensamientos para centrarse de lleno en lo que tienen delante.
Sin embargo, sube al escenario y el disfrute solo acaba de empezar. Vuelta para allá y vuelta para acá, al ritmo de la música, todas las melodías parecen encajar mejor que nunca. De hecho, dan ganas de ponerse a bailar, pero no podemos levantarnos de nuestros asientos.
Por qué El violinista rebelde
No obstante, veo a un joven cercano y agradecido con su público a la vez que presenta su nuevo espectáculo. Aclara por qué un violinista rebelde y la causa se debe a su madre. Se empeñó en poner dicho nombre porque según ella, él era demasiado rebelde en su niñez incluso un tanto insoportable porque hacía cosas malas. ‘’Quiero explicarme, hacía lo que hacen todos los niños. Cogía las llaves, las metía en el hueco del ascensor y me perseguían por toda la casa’’ decía J. Guillen.
Origen de Mundos Opuestos
También aprovechó el momento para expresar de dónde surge Mundos Opuestos. Fue durante el confinamiento y, como una muestra de amor hacia los abuelos, en concreto, los suyos. Ya que su abuelo murió justo al inicio de la pandemia. Acto seguido, se apagan las luces y la mezcla de música clásica, pop y flamenco hacen especial la fusión y el encuentro. Hace que una conexión entre diferentes generaciones y, sobre todo, gustos, lleguen a unirse de forma casi inexplicable.
Jorge Guillén nos relata que su relación con sus abuelos era estupenda. Aunque cada uno con sus peculiaridades. Su abuela tenía la costumbre de todo aquello que quería transmitir, hacerlo siempre mediante la poesía. A él le impactaba. Entre tanto, a su abuelo le debe la música, incluso el que pueda disfrutar hoy de ella, gracias a que él fue su maestro.
Se hace el silencio en la sala, y aparece Guillen solo, con su violín para tocar La vida breve de Manuel de Falla. Hermosa melodía que nos hace estremecer, y a más de uno percibo que extrañar a aquellos seres que ya no tenemos al lado. Quizás alguien importante de quien no pudimos despedirnos, o que se fue demasiado pronto. Y te das cuenta de que la vida es breve, sí, pero que está en nosotros saber cómo enfrentarla para seguir viviendo.
En ese momento, es imposible no parar de mirarle. Su sentimiento innato le corroe por las venas y transmite sin cesar. Casi es palpitante incluso en la lejanía de nuestras distancias, pero que consigue vibrar nuestros bellos de punta que fracasan en su intento de bailar entre sensaciones. Y llegan los saltos que desbordan a la par mientras el pulso está a punto de estallar.
Primer disco
Otro tema creado durante el confinamiento está a punto de lucir. Y es que aprovecharon la pandemia para grabar su primer disco. El disfrute ha sido máximo que no han podido resistirse a poner el mismo nombre que a la gira ‘Mundos Opuestos’. Dicho tema con nombre burlón es un remix de tonalidades y sintonías diferentes.
Poesía
Pasados los primeros 30 minutos de concierto, el público ya anda emocionado. Y sin más dilación, ocurre lo que nadie esperaba. Poesía. La poesía de su abuela hace mella y se convierte en el epicentro siendo una forma de descanso, aunque en realidad es el sentido de toda una obra de esfuerzo y sentimiento. Bajo la sintonía claro está de su nieto, con globos cayendo del techo pasan a ser pura luz.
Primer trabajo con Extremo Duro
El protagonista, J. Guillen, hace un cambio de vestuario. La música no cesa bajo la atenta mirada de que nuestra mente ya fluye y vaga por pensamientos múltiples sin perder de vista el espectáculo. Entonces él aparece para acercarse al público un poco más, y contarnos que era un chico normal. Estudiaba en el conservatorio y trabajaba en la ópera. Un día su necesidad de encontrar trabajo le llevó a echar su currículum en diferentes puestos incluso en aquellos que no tenían nada que ver con su profesión. Hasta que el destino se cruzó en su camino, la llamada se produjo y él encontró su oportunidad. Trabajar junto a Extremo Duro.
Es más, fue bien acogido, recibió varios ensayos y se colocó frente al Palacio de los Deportes en el que una vez allí pensó ‘’a mí no pueden echarme’’. A él no. Entonces, la música empieza a hacer eco en homenaje a este grupo. Somos conscientes de que la emoción es intensa. Guillen está tumbado en el suelo, dando vueltas, incapaz de parar. Sus dedos puestos en el violín siguen el ritmo hasta que desaparecen todos y solo queda el batería.
El ruido constante del tambor nos paraliza, y parece que de repente nos hemos teletranportado a una batucada. Es la misma oscuridad la que nos acompaña con unas pequeñas luces que nos hacen imposible no parar de seguirlas hasta que… ‘Pum’. Llega el silencio y aún ni rastro del violinista. O ¿habría que llamarle el plumífero? Un ser que no pesa encima del escenario pero que es un auténtico pájaro que solo quiere volar. Derrocha elegancia y estilo y así es como aparece querido lectores, de blanco y con plumas. Incluso con una mezcla al más puro estilo rockero marcando su tercer cambio. Y repito, sin dejar de tocar.
‘’Quiero deciros que aún no nos hemos ido, pero ya queremos volver…»
Por lo visto, a raíz de una invitación para actuar en el Festival de Japón, compusieron un nuevo tema que debía de ser con letra y encima en el propio idioma. Con cierta ironía, pero sin despiste, y al igual sin letra, la música que nos acompaña pasa a ser ‘danza calé’. Hasta que toca llegar al tema oficial y también último. De hecho, es el más especial porque está dedicado a todos los que pertenecen al sector cultural. ‘’Quiero deciros que aún no nos hemos ido, pero ya queremos volver. Ojalá no haya distancia, podamos abrazarnos, cero mascarillas y a bailar’’ palabras que salen como puños de la boca del violinista Guillen.
En conclusión, hay un público deseando cruzar las puertas y contar lo que ha vivido esa noche. Alegría tras alegría mientras brotaban las sensaciones por todo nuestro cuerpo, y con un deseo en común, poder bailar todos juntos.