¿Quién no ha soñado nunca con un amor de película? Esa conexión como por arte de magia, esas pasiones, esas aventuras y esos finales felices (bueno, en esto último, depende del filme). En esas historias de la gran pantalla todo parece muy fácil, ¡todo es perfecto! Sobre todo, si eres Humphrey Bogart. Y es que el seductor actor de Casablanca (1942) es todo un icono en mujeres para el protagonista de nuestra historia.
El amor de Casablanca, las historias de Woody Allen y muchas risas en la búsqueda del amor con el toque especial de Paso-Azorín Teatro… así es Sueños de un seductor
Allan Fix (Javi Martín), un neurótico cinéfilo obsesionado con la Edad Dorada de Hollywood, está pasando por una de sus mayores crisis. Siempre ha tenido mala suerte en el amor, pero todo va a peor cuando su mujer Nancy (Inés Kerzan) decide abandonarlo. Viendo como toda su vida se derrumba, su mejor amigo y su mujer Linda (Carlos Seguí y Ana Azorín) deciden ayudarlo a encontrar una nueva mujer (Ángela Peirat) con la que reorientar su vida.
Pero ellos no son los únicos que le dan consejos amorosos. En las locuras de sueños de Allan, el mismísimo protagonista de Casablanca decide ayudarlo a ser “un verdadero hombre seductor”. Aunque, quizás, tomar como referencia a un actor de los 40 no es lo más apropiado para vivir el amor de los ochenta (o de la actualidad). Y Allan Fix no tardará en descubrirlo.
Dejando a un lado que la historia romántica que plantea el autor Woody Allen no es la más apropiada para los tiempos actuales, Sueños de un seductor es una gran comedia donde las escenas más surrealistas y las meteduras de pata del protagonista nos enseñan lo importante que es vivir nuestra propia vida. Sin forzar ni actuar, dejando de ser un mero espectador en el amor para ser nosotros mismos. Sin más complicaciones.
Ya lo vimos en su versión en la gran pantalla en 1972, pero en esta adaptación teatral del siglo XXI, todo es mucho más gamberro, ágil y sencillo… es lo que tiene que una compañía como Paso-Azorín coja la historia y la haga suya.
En la adaptación teatral de Sueños de un seductor todo es mucho más gamberro, ágil y sencillo… es lo que tiene que una compañía como Paso-Azorín coja la historia y la haga suya
Así, Sueños de un seductor en el Teatro Lara se convierte en una comedia 100% Ramón Paso para los cinéfilos empedernidos. Donde el montaje minimalista y el especial juego de luces convierten la Sala Lola Membrives en todo un torbellino de citas a ciegas, realidad, sueños y finales agridulces. Un espectáculo donde reír, emocionarse y disfrutar de una gran versión, unos grandes actores y una historia que pasa como un suspiro para los espectadores.
En definitiva, una obra que todo amante del cine tiene que ver y descubrir que al final lo importante es dejar a un lado a Humphrey Bogart y vivir nuestra propia vida, nuestra propia Casablanca.
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