Toda tu vida está en internet y las marcas y agencias de publicidad lo saben todo sobre ti. Tu nombre, tu dirección, tu edad, tu correo electrónico. Tu modelo de teléfono, tu consumo de internet. Las palabras que usas con más frecuencia dentro de tus búsquedas, todos tus correos, hasta los de spam. Los nombres de tus contactos, sus teléfonos. Tus fotografías, los sitios a los que vas, la tarjeta de débito o crédito que usaste para pagar… Y la lista es más y más larga.
¿Abrumados? Ahora ya sois conscientes del verdadero poder del siglo XXI, la información. Puede que todos estos datos personales por sí solos y de manera independiente carezcan de valor. Seamos sinceros, son cosas básicas para crear una cuenta en una red social o comprar por internet que todos rellenamos casi de forma inmediata. Pero todos estos datos juntos crean un preciso perfil sobre la forma en la que nos relacionas con el mundo virtual, una información que las redes sociales utilizan en su beneficio. ¿Nunca te has preguntado por qué todos estos servicios son gratuitos? No lo son, como la mayoría de la gente piensa. Pagas con tus datos personales y con tu privacidad.
¿Por qué estos servicios son gratuitos? No lo son. Pagas con tus datos personales y con tu privacidad
¿Y a quién venden las redes sociales toda nuestra información? A las empresas. Vivimos en un mundo donde la publicidad es a la carta y personalizada. Las plataformas comparten perfiles de comportamiento de sus usuarios que las empresas pueden usar para dirigir su publicidad a una audiencia específica. Seguro que os habéis dado cuenta que cuando buscas algo en internet, digamos, sobre motos, de repente toda la publicidad que te aparece en ese o en otros portales online es sobre venta de motos, equipamiento o cosas del estilo. No obstante, esto no es nada en comparación con el escándalo sobre venta de secretos y manipulación que sufrió Facebook hará hace pocos años.
The Great Hack es una docu-serie de la plataforma de streaming Netflix que trata este caso. Como un test de personalidad a través de la red social Facebook, aparentemente inofensivo, terminó convirtiéndose en una verdadera invasión y violación de la privacidad de millones de usuarios de la red social en Estados Unidos por parte de la consultora Cambridge Analytica. Según las investigaciones, unos 265.000 usuarios completaron el test que requería permiso para acceder a información personal y la red de amigos, aunque ninguno de ellos fuera consciente de dar ese consentimiento.
Cambridge Analytica, ya desaparecida, compró indebidamente la información de 50 millones de usuarios de Facebook. Pero no solo eso, estos datos fueron utilizados para manipular a los votantes de cara a las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. La empresa consiguió saber cuál debía ser el contenido, tema y tono de los mensajes para cambiar la forma de pensar de los votantes. En este enlace podéis encontrar más información sobre el caso.
De un test de personalidad a la invasión de privacidad de millones de usuarios de Facebook
El documental, dirigido por Karim Amur y Jehane Noujaim se basa en las investigaciones que realizaron los periódicos The Guardian y The New York Times además de los testimonios de varios de los protagonistas de esta historia. La gran pregunta que la serie no responde es ¿qué relevancia tuvo esta manipulación de la información – a base de publicidad, blogs y noticias engañosas – durante la campaña presidencial?
Lo que sí hace es advertirnos sobre los peligros que tiene no darse cuenta de lo que se publica o comparte en internet. La mayoría de los usuarios no son conscientes de que nuestros datos en redes sociales se venden a las marcas. Debemos comprender qué datos estamos dando cuando nos registramos, comprobar la configuración de privacidad de las aplicaciones y ser cuidadosos con los enlaces a los que accedemos. Cuanta más información demos, más datos tendrán las marcas para crear nuestro perfil de consumidores con nuestros hábitos de compra.
Cuanta más información demos, más datos tendrán las marcas para crear nuestro perfil de consumidores con nuestros hábitos de compra
La gente confía demasiado, y aporta multitud de datos pesonales, muchas veces sin ser conscientes de ello. Toda esta venta de datos la hacen las páginas web y las redes sociales de forma muy legal gracias a que siempre marcamos la casilla del final de términos y condiciones donde pone “estoy de acuerdo”. Seamos francos, nadie lee los términos y condiciones de uso y eso juega a su favor.