El uso de protector solar es esencial si queremos disfrutar de unas merecidas vacaciones sin hacer sufrir a nuestra piel. Sin embargo, al ser estos filtros SPF sustancias casi completamente sintéticas, su inevitable contacto con la naturaleza es potencialmente nocivo. Cuando el protector solar se disuelve en el agua de los océanos, lagos y ríos, puede dejar residuos químicos que pueden ser perjudiciales para la vida marina, especialmente para ecosistemas delicados como los arrecifes de coral.
En Julio de 2018, Hawaii se convirtió en el primer estado de EE. UU. en prohibir la venta de protectores solares que contuviesen oxibenzona y octinoxato, dos químicos (los bloqueadores UV de mayor uso hasta este momento) que muchos investigadores de todo el mundo han considerado particularmente perjudiciales para la vida acuática. Un estudio de 2016 mostró que el coral expuesto a estos componentes exhibía signos de blanqueamiento, mayor vulnerabilidad a la infección y déficit de nutrientes, así como daños en el ADN y anormalidades en su crecimiento y la formación de su esqueleto. Otros estudios también han encontrado que los ingredientes son dañinos para otros organismos marinos, como peces, erizos de mar y camarones.
Se estima que hasta 6.000 toneladas de protector solar llegan a los arrecifes de coral de todo el mundo cada año.
Algunos fabricantes, adhiriéndose a la corriente eco-friendly han dejado de utilizar estos componentes, y etiquetan sus productos como reef safe. Pero estas sustancias no son las únicas que pueden dañar la vida marina. Incluso los filtros mencionados anteriormente y los etiquetados como eco podrían no garantizar su completa inocuidad cuando se filtran en los ecosistemas marinos.
La normativa no indica directrices claras acerca de etiquetas como reef safe. Esto significa que los fabricantes de no están obligados a probar y demostrar que sus productos SPF no dañan la vida acuática. E incluso si así lo hicieran y su protector solar pasase todas las pruebas, aún podría ser problemático si las concentraciones en el agua aumentan lo suficiente, debido a la alta concentración de diversos aceites que poseen estas sustancias.
Por otra parte, existen también ingredientes de uso común, más allá de los prohibidos por Hawaii , que podrían ser perjudiciales para la vida marina, como el octocrileno, el homosalato y el octisalato. Estos componentes podrían afectar al desarrollo del cerebro y el hígado en organismos como el pez cebra, y se han encontrado en niveles detectables en varias especies marinas en todo el mundo.
Si planeas bañarte en el mar, la mejor manera de protegerse a uno mismo y al medio ambiente puede ser cubrirse la mayor parte del cuerpo con ropa UPF
¿Qué podemos hacer nosotros para contribuir a reducir este problema? Por supuesto, no debemos abandonar el uso de filtros solares, ya que proporcionan protección esencial contra las quemaduras por radiación ultravioleta y previenen el cáncer de piel. Pero sí que hay algunos modos de actuar que podríamos poner en práctica.
Si planeas bañarte en el mar, la mejor manera de protegerse a uno mismo y al medio ambiente puede ser cubrirse la mayor parte del cuerpo con ropa UPF (factor de protección ultravioleta), o incluso con una simple camiseta. Todavía se deberá aplicar protector solar a la piel expuesta, pero en cantidad mucho menor (hasta la mitad de lo que necesitarías si estuvieras en traje de baño), contribuyendo a una menor saturación de aceites y agentes contaminantes en las aguas.
Los protectores solares minerales con óxido de zinc o dióxido de titanio «no nanotizado» (los ingredientes tienen 100 nanómetros de diámetro o más) parecen ser más seguros para los arrecifes de coral que los químicos, aunque es casi imposible para los consumidores descifrar qué productos cumplen con esta condición y parece ser que la protección que ofrecen es algo más laxa.
Como con todos los demás aspectos de nuestras vidas, los seres humanos somos más conscientes del impacto que tiene nuestro disfrute y cuidados personales sobre el medio ambiente. No se trata de que realicemos un cambio de vida radical, sino de ir adaptándonos poco a poco a un modo de vida más equilibrado y en paz con el planeta. Ser waterlover es, desde lego, un buen inicio.