Lo primero de todo vamos a aprender un poco más sobre el pH de la piel. De manera sencilla podemos definirlo como el grado de acidez de la piel. Los valores de la tabla de pH van del 1 al 14, siendo el 1 el valor más acido y el 14 el más básico. Justo en la mitad (número 7) es donde encontramos el pH neutro, aunque podemos adelantar que nuestra piel es más bien ácida.
Un correcto pH nos permite tener una piel sana, cuya función barrera nos protege de agentes externos como la contaminación o la temperatura, y que nuestra piel esté saludable.
Al contrario de lo que casi todo el mundo cree, el pH de la piel no es neutro ni mucho menos de un 5,5. El auténtico pH de la piel es de 4,7. Por lo que si utilizamos productos con un nivel de pH superior podríamos estar alterando sin quererlo nuestra piel y por tanto, debilitándola y afectando en su función protectora. La gran consecuencia es que la piel puede volverse más sensible y provocar así la llamada dermatitis atópica o la rosácea.
¿Lo orgánico es mejor? ¡No necesariamente! Uno de los grandes desafíos de la cosmética natural son los extractos vegetales, pero lo cierto es que no siempre se obtienen extractos derivados de plantas con las mismas características. Así, un aceite derivado de una planta de mala calidad o mal conservado contendrá un elevado porcentaje de peróxidos que provocan reacciones oxidativas que podrán derivar en un rápido envejecimiento de la piel y provocar una gran irritación.
¿Son los sellos Ecocert garantía de seguridad? No siempre, ya que muchas sustancias naturales aprobadas por Ecocert resultan ser muy irritantes. Son muchos los que tienden a relacionar los productos naturales como una alternativa segura a la cosmética tradicional. Lamentablemente no es así, porque abundantes aceites esenciales tienen una gran capacidad de penetración y están llenos de alérgeno.
¿Debe el ácido hialurónico tener diferentes pesos moleculares para funcionar bien? No. La molécula de ácido hialurónico tiene gran volumen, y a pesar de que existen AH con diferentes pesos en el momento que se aplica siempre quedará una molécula mayor con dificultades para penetrar la barrera cutánea.
¿Es mejor un producto cuánto más penetre en la epidermis? La respuesta es no. El objetivo del cuidado de la piel es todo lo contrario, reforzar la barrera de la piel para protegerla frente a las agresiones externas. Por lo que un cosmético no debe penetrar, sino actuar en las capas superficiales de la epidermis.
A modo resumen:
El pH de nuestra piel es ácido y de un 4.7, por tanto debemos de utilizar productos que no perjudiquen y produzcan un desequilibrio del mismo. Hay que mantener un equilibrio.
Si se produce un desajuste del pH, estamos desestabilizando el ecosistema microbiológico de nuestra piel, lo que derivará en problemas dermatológicos.
Si ya tenemos un desequilibrio del pH debemos utilizar cosméticos que nos ayuden a reponer el ácido de nuestra piel.