¿Existen los cuentos perfectos con finales felices?¿Qué sucede si la felicidad no la encuentras donde la estás buscando? Margot, la protagonista de esta historia, aparentemente tiene todo lo que cualquiera desearía. Una vida llena de lujo, una familia con buen estatus social y un novio digno de ser el prota de cualquier novela romántica. Pero los cuentos perfectos están muy lejos de ser realidad. Por más que intenta convencerse a sí misma de lo idílica que es su vida, existe un vacío dentro de ella que es incapaz de llenar. Lo cierto es que había perseguido metas y sueños que no le pertenecían. Había hecho todo lo que se esperaba de ella. Pero teniendo todo, se sentía como si no tuviera absolutamente nada. Hasta que una sensación de asfixia la obliga a tomar la decisión más importante de su vida. Y todo cambia por completo.
Es entonces cuando aparece David, un joven con nula visión de futuro, resignado a no conseguir nada mejor de lo que ya tiene, pero lleno de vida. Dice David que la gente que está triste necesita gente que aún lo está más para entenderse. Y eso es lo que hacen. Ambos se dejan llevar en una historia apasionante de la que son testigos las calles de Madrid y las islas paradisiacas de Grecia.
Sin duda, el personaje de David ha sido un regalo de la autora. Su libertad, su feminismo y su forma de ver la vida hacen que sea imposible no enamorarse de él. Margot, nos hace sentir identificadas con ella. ¿Quién no ha actuado alguna vez con miedo por lo que dirán? ¿Quién no se ha dejado llevar en alguna ocasión por las imposiciones sociales? No es fácil aprender a vivir y ser libre. Antes de nada, es importante aprender a quererse a uno mismo. Y entender, que la vida no es perfecta. A duras penas, el final de cada cuento es feliz. Pero eso no significa que todo se acabe ahí.
La trama ahonda en ello y consigue dejarnos los sentimientos a flor de piel. Desde dos perspectivas y dos personajes diferentes: cuando tienes todo y cuando no tienes nada. La pluma singular de Elísabet Benavent siempre nos deja disfrutar de una escritura sencilla, pero mágica. Reímos, lloramos y nos enamoramos. Los personajes poseen tal naturalidad, que calan muy hondo. Es inevitable no sentirse identificado con sus vivencias, con sus sentimientos, sus idas y venidas. La relación de Margot con sus hermanas es un ejemplo de ello. Y quizás es eso lo que hace que sus libros sean tan especiales.
Esperaba con ansía leerme este libro porque apenas tenía información sobre él. Si bien es cierto que me costó engancharme porque el principio tiene un ritmo lento, pero a partir de la mitad del libro, me sumergí totalmente en su lectura. Un Cuento Perfecto sigue el ejemplo de los anteriores libros de la autora. Son historias llenas de clichés, es verdad, pero merece la pena leerlas porque siempre te aportan cierto aprendizaje. Y el humor es un valor añadido.
En definitiva, Elísabet Benavent apuesta nuevamente por una novela romántica. Pero esta vez, nos recuerda el valor de querernos, antes de que lo haga nadie. «¿Qué iba a conseguir yo, que no destacaba en nada?», se preguntaba Margot al principio del libro. En ocasiones, nos cuesta confiar en nuestras posibilidades. Nos cuesta creer que podemos ser felices sin tener una vocación clara. Nos autoexigimos demasiado. Y la verdad es que la felicidad no depende de lo que tenemos ni para bien ni para mal. Tampoco depende del éxito que tengamos. Ni de lo que pensarán los demás. La felicidad está en nosotros mismos. Solo hay que saber encontrarla.