Enrique Piñeyro es el perfecto ejemplo de lo que unos padres nunca querrían cerca de sus hijos. Alguien que puede desmontar todos sus mitos de adultos sobre qué se puede y qué no se puede hacer en la vida. A lo largo de sus 63 años, Piñeyro ha sido piloto de avión, médico, actor, director de cine y monologuista. Lo de astronauta se le quedó en el tintero, pero ha dado charlas para la NASA, lo cual no está muy lejos de subirse a un cohete y echar a volar.
Durante este fin de semana (5, 6, 7 y 8 de noviembre) Enrique Piñeyro está en los Teatros del Canal con su monólogo Volar es humano, aterrizar es divino. Dos horas es el tiempo del que Piñeyro dispone para hacerte perder el miedo a volar. Y si leyendo esto dices “yo no tengo miedo a volar” te aseguro que a los diez minutos de empezar el espectáculo estarás jurando no volver a subirte a un avión.
El show cuenta con una réplica de una cabina de avión y tres pantallas digitales, dos que se usan al principio de la obra y otra más pequeña que acompaña a Piñeyro en su monólogo. Los primeros minutos del espectáculo son desgarradores. Con un nudo constante en la garganta eres testigo de dos catástrofes aéreas ocasionadas por errores “pequeños” que, sin embargo, se llevaron por delante más de 500 vidas. Después de las proyecciones, todavía con el corazón encogido, la primera pantalla se levanta y Piñeyro se acerca el micrófono a la boca. “Mi objetivo de esta noche es quitarles el miedo a volar” dice pausado. El público se ríe, claro, ¿qué va a hacer sino?
Esa primera frase es el preludio perfecto sobre lo que nos vamos a encontrar después. El actor argentino utiliza una terapia de choque para sumar adeptos a sus filas. En traje y con una proyección digital controlada por él mismo, se sitúa con desparpajo delante del público de la Sala Roja y con seguridad te dice algo así como: “si te da miedo volar, voy a hacer que el resto de cosas te den mucho más miedo”.
A pesar del tono cómico, en un primer momento el argentino es serio. Explica al público cómo la aviación se organiza actualmente para ser un medio de transporte muy seguro y cómo han evolucionado a partir de sus errores. Errores que el propio Piñeyro conoce al dedillo, pues él mismo dejó la compañía de línea aérea Avianca alegando descuidos en algunos procedimientos y prácticas que podían poner en peligro muchas vidas. Dos meses después, el vuelo 052 de Avianca con destino a Nueva York se estrelló ocasionando la muerte de 65 personas.
Seguidamente Piñeyro nos enumera una por una, todas esas incongruencias que como especie cometemos y tenemos aceptadas. En un discurso cómico, brillante y ameno, donde el público tiene su propio papel y participación, Piñeyro recorre el mundo de los medios de comunicación, de la educación, de la publicidad, la política, la salud y de la seguridad, haciéndonos ver cuán equivocados estamos teniendo miedo a volar. Si supieras cuántas posibilidades de morir tienes en un solo día… Eso sí, si te alcanza un rayo mientras vuelas puedes estar tranquilo que vas a salir ileso.
El texto es, en definitiva, una enumeración de las paradojas de la vida, donde tener miedo a volar es la más grande de todas. Piñeyro se refiere a la aviación como “la actividad humana más masiva y más segura de todas” y muestra numéricamente como es más probable que mueras en manos de un mosquito que en un avión.
Si bien te aseguraba antes que empezarías con miedo a volar, te auguro ahora que saldrás de la Sala Roja de los Teatros del Canal deseando tener un avión privado en la puerta que te lleve sano y salvo hasta tu casa.
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